Granada mágica

Entrando por el arco de Elvira siento los primeros aromas a Granada, sus colores paleta me recuerda las culturas que pintaron estas calles. El sonido de la guitarra me acompaña por sus callejones, cruzo sus ríos y subo cuestas infinitas tras una música que me hipnotiza. Al fondo de una cueva descubro a esos gitanos cantando y bailando de los que tanto hablaba Lorca en sus versos. Bajo por las encaladas calles del Albayzín para volver a subir otro monte, se hace el silencio bajo un majestuoso y mágico bosque. Los olivos me hacen recordar que sigo en Andalucía, pero dudo al ver ante mí la gran joya roja. En los patios de la Alhambra florecen los primeros arrayanes y el agua brota de león con la misma fuerza que las lágrimas de Boabdil al tener que despedirse de esta maravilla.