Project Description
Esta obra captura la esencia del Valle de Lecrín, conocido como el «Valle de la Alegría». En primer plano, un naranjo nos regala el Valle de Lecrín en un solo gesto. Sus frutos son soles en miniatura, promesas de azahar y alegría que perfuman el aire y nos anclan a la tierra fértil. A sus pies, la Vega es un tapiz labrado con paciencia, un mosaico de ocres y verdes , las casa blancas, el agua. Cada surco es un verso antiguo, la promesa del pan y el sustento, el manto que acoge y alimenta.
Un corazón de zafiro, un lago o un río en calma, actúa como espejo del cielo y divide los mundos: el del sudor en el campo y el de la gloria en la colina. En su orilla, un cortijo blanco descansa entre cipreses, como un guardián silencioso de este paisaje sereno, mientras un pueblo de cal y teja trepa por la loma, buscando la luz.
Y allá arriba, como una corona de oro viejo sobre la frondosidad, vela la Alhambra. No es solo un palacio, es la atalaya de la memoria, la fortaleza roja que ha visto florecer mil veces esta misma Vega y ha escuchado el eco de los ríos que bajan de su eterna guardiana: Sierra Nevada, cuya espalda de plata y nieve se recorta contra el cielo, la madre del agua y el confín de este paraíso.
Esta ilustración no es un paisaje, es el alma de Granada hecha imagen: un lugar donde la historia, la naturaleza y el trabajo del hombre se abrazan en perfecta y eterna armonía.